jueves, 13 de febrero de 2014

Humanidades y esperanzas.

Well there's no verse to this song
'Cause I don't want to wait a moment too long
To say that I'd love to get you in a slow boat to China
All myself alone.

A veces creemos que somos intocables. Pero todos tenemos nuestra debilidad; y es eso lo que nos hace humanos. Es necesario, de vez en cuando, dejar de creer que la vida es horrible, que quizás lo habíamos visto todo con malos ojos, sólo para que el azote del látigo de la realidad nos deje nuevamente, no sólo los pies, sino todo el cuerpo en la tierra, comiendo polvo, por que polvo somos.

Pero está bien. Cuando crees que la vida es horrible, hay pequeñas cosas que te alegran la vida. Y entre más miserable seas, más te maravillan las cosas simples, los sucesos sencillos.

Y es que vives de la nostalgia. Vives de una época en la que nada te preocupaba, y añoras volver a ese tiempo. Un tiempo en el que la mayor consecuencia de tus actos eran días libres de clases (No es eso algo estúpido?). Pero ahora hay tanto que pensar...

Siempre me ha parecido que uno siempre está unas horas de desarrollo antes de las situaciones que se nos presentan. Quizá es por eso que las respuestas a las disputas siempre se den una vez acabadas.

Todo es culpa de la pubertad. Convierte toda la inocencia del niño en la perversión del hombre y todo en un envase que no puede usar lo uno ni lo otro. Es por eso que empiezan los problemas.

Y el amor, ah, el amor. La razón de tantas canciones, de tantas guerras. "Todo en el mundo es sobre el sexo. Excepto el sexo. Eso es sobre poder". Y efectivamente, el amor es una excusa para el sexo gratis.

Pero, ah, sí existimos, la gente que cree en el amor de película, que sinceramente piensa en los sentimientos, y... no, a quien engaño, también queremos sexo.

Es que es justo eso. Somos deshonestos. Tratamos de esconder nuestras inicuas intenciones tras una máscara de comprensión y amabilidad, y para colmo, terminamos siendo igual de bastardos que todos, inventando la zona de amigos, pensando siempre que la mujer es una perra.

Pero no, en realidad, sí hay gente así. Creo que me considero uno de ellos. En lugar de culpar a la musa... culpo al musado, y me desprecio por haber creído en esas tonterías. Pero soy un romántico incorregible. Y al compás de un lento bote hacia la China, vuelvo a caer en lo mismo, siempre navegando hacia donde se pone el sol.

Y con la misma inocencia con la que me enamoré la primera vez que cometí el imperdonable error...

All myself alone.


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